5.7.05

Tristefeliz


Un triste feliz, la voz de la urbe, el testimonio de los barrios del sur del Madrid inconformista, como las playas asfaltadas en las que el proletariado se sumerge a todas horas. Un triste feliz, el testimonio que ha de servirse crudo, como la realidad que nos rodea. El sentimiento de las calles a donde alguna vez nuestros padres nos llevaron cuando éramos críos para interiorizar de donde veníamos. Tristefeliz te traslada de un lugar a otro sin aparente violencia pero con precipitación. La voz siempre arrastrada, las melodías lánguidas y las letras arrasadas. Poeta de dos mitades, de las dos caras de la moneda, la derrota y la esperanza conviven en sus canciones con escasa tregua, siempre en continua batalla interior consigo mismo. Luís Ramiro, el triste feliz que ayer dejó en mis manos una de esas pequeñas joyas que ni se presta, ni se deja, ni se ofrece por dinero. Una pequeña joya con pequeñas joyas en su interior que se desprenden de su cascarón como si fuesen muñecas rusas. Me sumerjo en la música sin precauciones ni prejuicios, he de reconocerlo, siempre he tenido una extraordinaria debilidad por las canciones tristes y posiblemente tristefeliz es de los trabajos mas tristefelices que he oído en los últimos meses. Simplemente maravilloso. Creo que una de las principales razones del éxito que le supongo al disco es la acertadísima selección de las canciones, engarzadas entre sí como las pulseritas de cuentas hechas a mano, tan distintas y a la vez tan cercanas unas de otras. Si a esto le añadimos los arreglos pensados con mucho gusto, sin excentricidades y por personas que conocen muy bien al artista en cuestión (… y eso se nota), las colaboraciones de un Andrés Lewin volcado en una canción que parece escrita a su medida, un Marwan contundente y una artista llamada Conchita que llora con llanto dulce poemas por los tejados, lo que tenemos es un diario bien escrito, hermoso y divertido, siniestro y nostálgico, mágico. Supongo que ya he descubierto cuál es mi canción favorita aunque me cuesta desprenderme de otras que lo fueron. Sin ninguna duda, Luís Ramiro evoluciona, con todo lo que la palabra evolución conlleva, no es una evolución interna, es una evolución expulsada hacia fuera, lanzada contra el mundo, y decir ésto de un compositor que cada vez que le descubro me sorprende es muchísimo. Es impresionante el poder que tienen las historias contadas de una forma tan bella. No importa que la próxima vez que nos encontremos siga siendo en los mismos bares pequeños que nos ven crecer como artistas, no importa que éstos sean los únicos lugares donde nos encontremos, las canciones son lo que son, no son infinitas, no son efímeras. Las canciones son lo que son y siempre nos queda el consuelo de que los tesoros compartidos con menos gente son más tesoro, por muy a voces que sea el secreto, por muy flor de invernadero que se nos presente. Luís Ramiro ha encontrado un buen camino que seguir y parece muy difícil que se salga de él.
De nuevo, como en tantas ocasiones, me he emocionado escuchándote, gracias Luís Ramiro, Tristefeliz, por esta joya.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Siempre me ha parecido una valentía el nadar contra corriente de cara al mar de esa vorágine de vidas que te exigen ser el mejor, el que más gana, el mejor vestido, estudiar una ingeniería, "ser alguien" en la vida, buscar un/a buen/a esposo/a, tener prole, criar a tus hijos/as... en fin, vidas probeta, clones de existencias alineadas.

El que alguien sea capaz de luchar hasta el final por un sueño, ya sea con una guitarra debajo del brazo, o un pensamiento en los bolsillos, me llena de admiración y respeto.


Y además de valentía, Luis tiene talento. Flor de invernadero. Humano. Mi canción definitiva. Son tratados de felicidad nostálgica. De realidades agridulces. De vidas dibujadas sin adornos. Todos conocemos camareros que han querido ser astronautas de niño. Quizá incluso seamos uno/a de ellos/as.

Gracias por el comentario de Tristefeliz. Gracias, a ti, porque las personas que se emocionan son esperanza de futuro.

12:51 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Gracias a todos aquéllos que se mueven como pez en el agua entre las ilusiones y la desdicha, entre los sueños y el vértigo. Gracias Llaeza por arrimarte a a esta orilla que busco a tientas para terminar algún día este cuadro.

3:40 p. m.  

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