15.7.05

EL PATIO

Aparentemente sutiles son las voces que llegan desde la calle y que ahora escucho desde el interior de este patio donde me refugio del calor en esta tarde de Julio. Como en estado de semivigilia me recuesto sobre la espalda e intento reconocer el timbre de cada una de las personas que se hayan afuera entretenidas arrastrando el tiempo por las aceras que, como brasas, desprenden un calor repentino y juguetón. Aguardo en remojo mientras las pisadas de mis pies descalzos quedan impresas en los azulejos blancos y negros del patio, para dar jaque mate a la reina avanzo tres baldosas y luego una. Me agacho y recojo en mis manos el agua turbia que cae por el canalón de esta fuente grisácea donde queda varada mi conciencia del tiempo. Remojo la cara y sacudo la cabeza de izquierda a derecha, como hacen los perros que caen al estanque en los sueños que nunca tengo. Me mezo en la cuna de las enredaderas que coronan mis ventanas y hago refugio en las sombras. De un lado a otro desaparezco, como en un déjà vu intento anticiparme a la situación y avanzo lentamente entre los arcos cubiertos de jazmines. Arranco al calor la malvarrosa y el flamboyant.
Aparentemente sutiles son las voces que llegan desde la calle y que ahora escucho desde el interior de este patio donde me refugio. Salto al vacío y me entrego definitivamente al murmullo, y me recuesto sobre él. Amanezco en el sudor pegajoso de las horas. Esta habitación es muy calurosa y la cama está tan vacía…

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Se pega un sudor que debería ser ajeno y no lo es a mi cuerpo, que reposa echado en la cama, como el tuyo, dejándose balancear seguro por los mismos murmullos (que, al fin y al cabo, nos cubre el mismo sol y respiramos el mismo aire denso y dulzón del verano).

Gracias de nuevo por tus letras.

8:24 p. m.  

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