25.11.05

DESLIZ

Si me buscas te doy, a cambio de la limosna que es tu ceño fruncido, letras en cursiva que escribo con los dientes bien apretados, para que no se escapen en la noche, que hace frío y el verbo también enferma en la oscuridad del invierno. Y de regalo te llevas, y esta es mi oferta más generosa, una caricia en el hombro, un apretón leve y un discurso que llevo enroscado en la frente para que no se me olvide. A veces son las cosas pequeñas las que más nos cuesta recordar, pero no es el caso de esta torpe ocurrencia, que antes de que se inventasen los besos yo ya andaba por los andamios acercándome al falso techo de la luna, ese que a pesar de haberlo descubierto nos muestra una luz aún más nítida y a la vez más imposible. Lejos de escurrirme en el precipicio de las ideas aclaro las mismas y destapo la caja de mis sorpresas, para eso crecí en el circo pues, ¿Qué es si no esta diminuta vida que atravesamos de puntillas? Una parodia, un descuido y al final un desliz, tanto ríes tanto lloras, tan pronto avanzas como tropiezas. Y el día que perdamos el equilibrio amor, se habrán llevado la red que hubiera de amortiguar nuestra caída. Por eso te llevo de la mano despacito, para no levantar sospechas, para que no nos descubran. Por eso te llevo despacito de la mano, amor. Y por eso te doy, si me buscas, a cambio de la limosna que es tu sueño zurzido, letras en negrita que pronuncio con los dedos bien apretados, para que no se esfumen en la noche, que hace frío. Sabes de sobra que el verbo también se pone enfermo en la oscuridad sin tus besos.