15.7.05

EL PATIO

Aparentemente sutiles son las voces que llegan desde la calle y que ahora escucho desde el interior de este patio donde me refugio del calor en esta tarde de Julio. Como en estado de semivigilia me recuesto sobre la espalda e intento reconocer el timbre de cada una de las personas que se hayan afuera entretenidas arrastrando el tiempo por las aceras que, como brasas, desprenden un calor repentino y juguetón. Aguardo en remojo mientras las pisadas de mis pies descalzos quedan impresas en los azulejos blancos y negros del patio, para dar jaque mate a la reina avanzo tres baldosas y luego una. Me agacho y recojo en mis manos el agua turbia que cae por el canalón de esta fuente grisácea donde queda varada mi conciencia del tiempo. Remojo la cara y sacudo la cabeza de izquierda a derecha, como hacen los perros que caen al estanque en los sueños que nunca tengo. Me mezo en la cuna de las enredaderas que coronan mis ventanas y hago refugio en las sombras. De un lado a otro desaparezco, como en un déjà vu intento anticiparme a la situación y avanzo lentamente entre los arcos cubiertos de jazmines. Arranco al calor la malvarrosa y el flamboyant.
Aparentemente sutiles son las voces que llegan desde la calle y que ahora escucho desde el interior de este patio donde me refugio. Salto al vacío y me entrego definitivamente al murmullo, y me recuesto sobre él. Amanezco en el sudor pegajoso de las horas. Esta habitación es muy calurosa y la cama está tan vacía…

5.7.05

Tristefeliz


Un triste feliz, la voz de la urbe, el testimonio de los barrios del sur del Madrid inconformista, como las playas asfaltadas en las que el proletariado se sumerge a todas horas. Un triste feliz, el testimonio que ha de servirse crudo, como la realidad que nos rodea. El sentimiento de las calles a donde alguna vez nuestros padres nos llevaron cuando éramos críos para interiorizar de donde veníamos. Tristefeliz te traslada de un lugar a otro sin aparente violencia pero con precipitación. La voz siempre arrastrada, las melodías lánguidas y las letras arrasadas. Poeta de dos mitades, de las dos caras de la moneda, la derrota y la esperanza conviven en sus canciones con escasa tregua, siempre en continua batalla interior consigo mismo. Luís Ramiro, el triste feliz que ayer dejó en mis manos una de esas pequeñas joyas que ni se presta, ni se deja, ni se ofrece por dinero. Una pequeña joya con pequeñas joyas en su interior que se desprenden de su cascarón como si fuesen muñecas rusas. Me sumerjo en la música sin precauciones ni prejuicios, he de reconocerlo, siempre he tenido una extraordinaria debilidad por las canciones tristes y posiblemente tristefeliz es de los trabajos mas tristefelices que he oído en los últimos meses. Simplemente maravilloso. Creo que una de las principales razones del éxito que le supongo al disco es la acertadísima selección de las canciones, engarzadas entre sí como las pulseritas de cuentas hechas a mano, tan distintas y a la vez tan cercanas unas de otras. Si a esto le añadimos los arreglos pensados con mucho gusto, sin excentricidades y por personas que conocen muy bien al artista en cuestión (… y eso se nota), las colaboraciones de un Andrés Lewin volcado en una canción que parece escrita a su medida, un Marwan contundente y una artista llamada Conchita que llora con llanto dulce poemas por los tejados, lo que tenemos es un diario bien escrito, hermoso y divertido, siniestro y nostálgico, mágico. Supongo que ya he descubierto cuál es mi canción favorita aunque me cuesta desprenderme de otras que lo fueron. Sin ninguna duda, Luís Ramiro evoluciona, con todo lo que la palabra evolución conlleva, no es una evolución interna, es una evolución expulsada hacia fuera, lanzada contra el mundo, y decir ésto de un compositor que cada vez que le descubro me sorprende es muchísimo. Es impresionante el poder que tienen las historias contadas de una forma tan bella. No importa que la próxima vez que nos encontremos siga siendo en los mismos bares pequeños que nos ven crecer como artistas, no importa que éstos sean los únicos lugares donde nos encontremos, las canciones son lo que son, no son infinitas, no son efímeras. Las canciones son lo que son y siempre nos queda el consuelo de que los tesoros compartidos con menos gente son más tesoro, por muy a voces que sea el secreto, por muy flor de invernadero que se nos presente. Luís Ramiro ha encontrado un buen camino que seguir y parece muy difícil que se salga de él.
De nuevo, como en tantas ocasiones, me he emocionado escuchándote, gracias Luís Ramiro, Tristefeliz, por esta joya.

1.7.05

Paradojas

La Santa Inquisición, el apoyo al fascismo, los casos de pedofilía en su seno, las cruzadas, la evangelización con el uso de la fuerza en América del Sur, su apoyo condicional a diversas dictaduras mundiales y el enriquecimiento a costa de las mismas (¿voto de pobreza?)… Y todavía nos dicen que la adopción de menores por parte de matrimonios (ahora sí) homosexuales es lo peor que le ha sucedido a la iglesia en sus veinte siglos de historia: ¡Por el amor de DIOS¡
A veces las causas perdidas se convierten en las más nobles y las menos perdidas. A veces las causas perdidas se encuentran y se convierten en batallas ganadas. Aún no logro comprender como las personas nos movemos por impulsos provocados por cosas tan nimias como el que a otro le den lo que es suyo, lo que le pertenece por derecho. Es como esas situaciones que se daban en la escuela por las que Fulanito, que había suspendido, le contaba al profesor que Pepito, que había aprobado, se había copiado del compañero para que a Pepito le suspendieran. ¿En qué le beneficiaba a él aquello? En nada, sólo obtenía el placer de quitarle al otro lo que tenía. Con la diferencia de que en este caso nadie se ha copiado del de al lado y lo que se quiere robar es algo que pertenece por ley y por sentido común, porque sí, porque somos personas y debemos gozar de los mismos derechos, todos, sin exclusión. No espero que lo entiendan, hace tiempo que perdí la virtud de la paciencia. Siempre habrá quien utilice la demagogia y la vieja artimaña de "darle la vuelta a la tortilla", en eso son unos maestros, siempre lo han sido. Ya no me molesta su actitud, son un caso perdido. Como ese trasto viejo y molesto con el que tienes que convivir y al que ya no encuentras ninguna utilidad. No espero, a estas alturas, que comprendan. No quieren. ¿Y los derechos de los niños? Esta bien que se preocupen de los niños, eso siempre es importante, les enviaré algunos artículos en los que aparecen casos de curas pederastas, familias heterosexuales desmembradas por la violencia de género, niños que mueren en muchos puntos del planeta por que no tienen donde caerse MUERTOS. Eso haré, les ayudaré a que sigan su lucha por los derechos del niño, tal vez así, ahora que se les acaban los motivos para manifestarse (Curiosa moda ésta que han descubierto tarde, muy tarde, en casi todos los casos porque siempre solían estar al otro lado de la pancarta), consigamos darles algo por lo que levantar su voz, aunque dudo que lo hagan, el que tuvo retuvo.
Felicidades a los que desde ayer gozan con un derecho que les llega tarde, que vale más que nunca. Que se casen si así lo quieren, que se respeten, que adopten muchos niños y que hagan de ellos hombres y mujeres de pleno derecho, hombres y mujeres tolerantes, que antepongan por encima de todo los derechos de los demás. Estoy convencido de que estos niños estarán mejor preparados para ello que muchos de los miles (tal vez millones…) de niños que acudieron a la manifestación del pasado 18 de Junio. Gracias a Dios (paradojas de la vida) siempre han existido en estas "Familias que sí importan" ovejas descarriadas.
No estaría de más que algunos copiasen del compañero la lección, tal vez así podrían, por fin, sacar algún aprobado, aunque sea por los pelos, en el examen de la tolerancia. Les prometeríamos que nunca iríamos con el cuento al profesor.